El corazón acorazado


Algo que le pasó a alguien...


Anduvo mucho tiempo su corazón bien protegido tras su coraza, inpenetrable. Allí tras su blindaje estaba a salvo, la coraza era fuerte, pétrea, y lo protegía en todo momento. Era una coraza especial, pues aún siendo extremadamente dura, tenía cierta permeabilidad, la justa para que el corazón pudiera "respirar". Aprendió a valerse de esta manera, aunque algo le decía que no podía continuar así indefinidamente, que la coraza debía ser algo temporal, como lo es la escayola que protege el hueso fracturado, pues de otra forma terminaría por anquilosarse. Tenía que ir aprendiendo a prescindir de ella, como el niño al que el padre quita las ruedas pequeñas de la bicicleta para que aprenda a montar sin ayuda, para que enfrente el riesgo de caerse y golpearse, cosa que por demás hará en más de una ocasión antes de aprender a mantener el equilibrio...El padre sufre viendo a su hijo caer pero sabe que el aprendizaje a veces lo requiere y que reconocer el éxito muchas veces pasa por haber conocido primero el fracaso.

Concienciado de que esa transición era requerida e imperiosa, con el tiempo consiguió que la coraza fuera un poco más fina, por momentos hasta desaparecía por completo, o eso al menos pensaba él al sentir esa sensación de libertad, de ingravidez, se sentía liviano, liberado y era porque su corazón latía sin la presión de las paredes que antes lo protegían. Pero fue demasiado el riesgo de exponerlo así, era muy vulnerable, se movía torpemente por el mundo de las emociones de forma parecida a como lo hacía el principito en el mundo de los adultos, donde las personas tienen otra forma de pensar, y donde cada pequeña cosa sugiere una nueva pregunta. Abrumado por todo lo que ahora sentía, no entendía mucho de lo que le pasaba, se limitaba a dejarse llevar y sentir, sentir...

Pero claro, si bien tanto tiempo de sobreprotección lo mantuvieron indemne y a salvo, por otro lado también le impidieron crecer, no pudo hacerse fuerte, y no estaba preparado para aguantar los golpes. Era un corazón débil, desprevenido, ignorante y expugnable. Y así es como afrontaba su inesperada liberación, ni tan siquiera temeroso de los riesgos que ello entrañaba.


El pobre latía loco y sin precauciones y llegó el primer golpe, el primero que recibía ya sin su coraza. Un golpe fuerte, sorpresivo. Ahora la herida está abierta y sangra en abundancia, es imperioso tratar de contener la hemorragia y coserla fuerte.
Debe cicatrizar esa herida, y hacerse un corazón fuerte, aunque lo más probable es que su instinto de supervivencia le lleve a intentar acorazarse de nuevo lo antes posible, volver a sentirse seguro y protegido. Esa cicatriz le recordará por siempre el riesgo que entraña quitarse la coraza. Sin embargo, nunca antes había experimentado esas otras sensaciones de libertad, esa marea de emociones de las que se impregnó cuando se quitó la protección y empezó a sentir. Volver a su coraza podría significar el renunciar a sentir de esa manera para siempre...

En estos días, esa persona se debate entre el miedo racional al dolor y el deseo visceral de sentir.

Y se dice a si mismo una y otra vez: "ha sido divertido...¿me equivocaría otra vez?" (*)

Porque antes su corazón estaba acorazado, ahora él anda descorazonado por la vida...



(*) Cada vez que se dice a si mismo esa frase tiene que pagar derechos de autor a Fito Cabrales :)

3 comentarios:

  1. Pues como dirían los Pignoise..."te entiendo..."

    De lo que hablas, que decir...me resulta muy familiar... ;)

    Y si, tb como tú, creo que a Fito ya le debo por lo menos la hipoteca por el uso (indebido y no) de su repertorio.

    ResponderEliminar
  2. Buenas!!!
    Dile a esa persona de la que cuentas esta reflexión, que gane sus miedos y deje al corazon latir, sentir y disfrutar.

    Que para curarlo siempre habrá tiempo, pero para hacerlo latir no :)

    Bexotes bixito, desde Tenerife :)

    ResponderEliminar
  3. A mi también me suena o me resuena...
    Dicen que vale la pena sentir, a veces las apuestas son arriesgadas, hay que saber elegir delante de quien te quitas la coraza.
    Pidamosle a Santa Lucía que nos mejore la vista!

    ResponderEliminar